Ha muerto un Comandante.




 Y muy pronto morirán otros  más. No porque lo deseemos, sino porque las leyes de la naturaleza lo han decidido siempre así.
Los muertos, simplemente por ser muertos, y no poder defenderse de las opiniones ajenas,  por un sentido de la caballerosidad, merecen respeto y no es mi  deseo, ni lo ha sido jamás,  criticar a quien ya no pertenece a nuestro mundo.

                                                       





                                                                                             Comandante Gutierrez  Menoyo. RIP.   


Este Comandante, que hoy ha muerto silenciosamente, sin ser ya oficialmente Comandante de su ejercito,  fue  para algunos un traidor y para otros alguien que en los finales de su vida se equivocó. Personalmente nunca lo conocí, pero como hombre lo respeto tanto como respeto a  otro valeroso hombre, ex Comandante también que tiene una trayectoria similar a la suya.

 Ambos combatieron  en los montes de Cuba,  ambos lograron alcanzar el máximo escalón de mando dentro de la Revolución,  ambos también,
en su momento, fueron sinceros con sus ideas y renunciaron al lugar conquistado con su sangre, para denunciar lo que estimaban era  una traición a los principios de su Revolución Triunfante.
Como castigo por su honestidad por diferentes caminos, fueron enviados a la prisión, donde permanecieron una veintena de años  por el mismo hombre, hoy todavía Comandante,  que un día los tuvo a su lado como colaboradores. 
Hombres como estos son difíciles de catalogar entre los hombres de todos los días, vecinos de la otra puerta de la calle en  que vivimos. 







                                                                                                   Comandante Hubert Matos
      

 Gloria al comandante muerto, que la muerte respeto en combate,  porque creyó que lo que pensaba era lo mejor para el pueblo que lo acepto como su propio hijo. 
                                                                                 
Gloria al Comandante vivo,  que hoy sigue luchando por sus ideales, que sin embargo considera que el Comandante muerto se equivocó, al final de su trayectoria de lucha.

Mi respeto y  mi homenaje para  ambos, no como ex-comandantes de una revolución que siempre he creído no era necesaria.

Mi homenaje es para el coraje de dos hombres dispuestos a sacrificarse por sus  ideales y porque el mundo no es perfecto y lo habitamos otros hombres, sin la visión y los ideales que los guiaron a  ellos. 
Esto que hoy  escribo,  lo he dicho tantas veces  que alguna vez alguien me dijo se le podía aplicar hasta al hombre más cruel que haya tenido participación  en la Revolución que tanto mal ha  hecho a los cubanos.








Este hombre, hijo de la pequeña burguesía campesina, impulsada por el racismo contra el presidente de la epoca y sostenido por el dinero de las clases pudiente, logró convencer a otros que tenían ideales más puros y que fueron capaces de sacrificarse en aras de sus ideales.






La Revolución Fidelista, innecesaria en todos los sentidos, iniciada con el miserable asalto al Cuartel Moncada, dirigido y concebido por un  hombre demente, ambicioso de poder,  no tenia nada que ver con el pueblo, y comenzó asesinando infelices soldados y se complicó uando otros hombres, tan perversos como quien dirigian a los asaltantes, replicaron asesinando a quienes  habian  sido llevados al sacrificio creyendo defender un ideal de libertad y justicia y no la vileza  de un ser humano guiado solamente por sus ambiciones.  

Analizar la historia es difícil sin dejarse llevar por las emociones de lo que hemos vivido.
En este  este caso la prueba  de nuestro criterio está en la miseria, los abusos, el retroceso económico, social y político que sufre nuestro país por causa de una revolución falsa, mentirosa, manipuladora, que desde el primer día sólo obedeció a los intereses y ambiciones, de un hombre de malvada inteligencia y ansioso de poder, que arrastró a un grupo de jóvenes idealistas al sacrificio innecesario,  mientras guardaba su vida para tiempo mejores y disfrutar de todo el poder y la riqueza que deseaba lograr y logró.
Hoy los pocos que aún le siguen, porque ya no tienen otra cosa que hacer, que han destruido nuestro país, comienzan a tomar medidas para restablecer lo mismo que existía antes de su llegada al poder.
El día que la muerte se los lleve a todos,  como dije antes, no porque no lo deseemos, sino porque es Ley de la Naturaleza, no merecen nuestro respeto,  ni  siquiera nuestra alegria de saber que ya no existen, sino nuestra indiferencia y nuesro olvido total.

Nosotros,  los que  perdimos nuestra juventud pensando que algún día mejoraría la situación que crearon, que cuando ya no la pudimos soportar  más tomamos el camino del exilio, esperamos verlos partir  y ser encerrados en las tumbas que ya tienen preparada como modernos  faraones,  que la tierra se convierta en roca  para que nunca puedan escapar de su seno, que la vergüenza los cubra  por el mal que han hecho y que las canciones que han cantado a sus glorias se olviden y que nunca jamás se les vuelva a mencionar, ni siquiera para condenarlos, y que no puedan descansar en sus tumbas mientras viva alguien que haya sufrido por causa de ellos.

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