Mercaderes de la Esperanza

 





Hace algún tiempo escribí una nota referida a la Santería Cubana, basada en el culto a los santos de la religión cristiana, identificados con las deidades de las religiones africanas, con diversas prácticas rituales que han contribuido a su formación en Cuba.


Esclavos en labores agricolas
 Un  fenómeno facilmente explicable a través de las diferencias nacionales de los esclavos transportados a las  Américas.
 Sin embargo no todos los africanos practicaban religiones paganas.

IGLESIA COPTA
 Al mismo tiempo  la religión cristiana era practicada en Egipto, país africano, por los erróneamente llamados Coptos.


En el África del Norte, muy anterior a la conquista de América, existía la práctica del Islam que llegó incluso a dominar gran parte de la península ibérica

Mezquita Africana
 El paganismo practicado en el África del Oeste y África del Este son diferentes. Sin embargo en América, fundamentalmente en el área del Caribe, sincretizado con la religión católica de los amos de origen hispano, adquirió fuerza de una forma más uniforme, aunque guardando características propias, dentro de la población libre de origen africano y sus descendientes mestizos y los criollos de origen español, quienes  adoptaron  las conmemoraciones del santoral cristiano.

Negros cubanos  libertos.


SAN LAZARO. BABALU AYE
 
Son muy significativas para los cubanos, las fechas conmemorativas de Santa Bárbara y San Lázaro, celebradas con gran devoción por la comunidad religiosa cristiana en Cuba y ahora en la ciudad de Miami, habitada por la gran mayoría de los cubanos exiliados,  quienes hacen  evidente su Fe en las deidades cristiano-paganas con  sus manifestaciones religiosas y la reproducción de lugares de culto de la isla.

El Rincon.
 Antiguo Leprosorio de Cuba.

SANTA BARBARA.
CHANGO.

Aquella religión que surgió entre la gran masa de esclavos negros hoy día se manifiesta y es capital cultural de cualquier cubano, sea cual sea su origen, lo que demuestra que ser  Santero va más allá del nacionalismo fatuo o el color de la piel de alguien.



Penitente cumpliendo una promesa


Es increíble o quizás maravilloso, ver como el mismo fenómeno que un día se manifestó entre los esclavos africanos, transportados a la isla contra su voluntad, hoy se reproduce entre los cubanos que habitan en otras tierras, hombres y mujeres que decidieron alejarse de las duras condiciones de vida existentes en su país de origen.
Recientemente, con motivo de estas celebraciones me impresionó fuertemente la descripción del  recorrido realizado por un joven cubano en Miami para rendir culto a San Lázaro, no tanto por el hecho en sí, pues aquí, en Montreal, en el Oratorio San Joseph hay quienes suben una larga escalera casi vertical de rodillas, para rendir culto al Hermano Andrés, recientemente canonizado por el papa Benedicto XVI, lo que más me impresionó es que el sacrificio de este joven es fiel reflejo de los que en Cuba se realizan para rendir culto a San Lázaro en el  antiguo Leprosorio del Rincón.

Producto de la imposición cultural seudo ateísta, muchos cubanos han relegado  sus creencias religiosas al ambito privado, para adoptar públicamente posiciones filosóficas que niegan la existencia del mundo espiritual.
 Pero tanto los que dirigen,  como los que dicen ser ateos,  no escapan a su condición de cubanos y en la intimidad rinden culto a la religión pagana que llevan  inmersas en su conciencia y circulando por sus venas.
 En sus casas podemos ver una foto de Carlos Marx al lado de una imagen de la Santa Bárbara, la Caridad del Cobre o San Lázaro adoradas bajo el nombre de Chango, Ochun y Babalu Aye e incluso nombrar a sus hijos con nombres como Lenin de la Caridad o Tania de las Mercedes.
                                                                  OCHUN


 Sin embargo la influencia externa y la convivencia con otras culturas siempre dejan su huella y hoy podemos encontrar cubanos del más puro origen isleño que practican las más diversas religiones existentes, inclusive en formas filosóficas basadas en la perfección física y espiritual del individuo tales como el Budismo y el Hinduismo.





El motivo que me lleva a retomar este tema, fundamental en nuestra cultura cubano caribeña, lo he tratado de reflejar en el título de esta nota:

MERCADERES DE LA ESPERANZA.

En la misma medida que se diversifican y extienden las creencias originales, aparecen gentes de diferentes  sexos  y edades,  que  hacen gala de dones místicos, proclamando poseer poderes  capaces de transformar la realidad en beneficio de quienes les pagan por sus servicios, con practicas  y consejos,  más idóneos del perfil psicoterapéutico que de los poderes místicos o religiosos que dicen poseer.
Y es ahí donde todo cambia para quienes se confian en estos mercaderes de la religion.
Las concepciones espirituales, esperanzadoras de quienes desean o necesitan los favores de los santos y los dioses, se ven sustituidas por la acción y la presencia de aquellos que  se aprovechan de los creyentes para extraer beneficios de todo tipo, sea la moneda ganada con el sudor de quienes realizan las más duras tareas o mediante la propaganda  recibir el apoyo y el beneficio de la credibilidad en todos los niveles posibles.

La fuerza y la influencia de las religiones es innegable.
Decía el profeta que la Fe mueve montañas, tanto como las trompetas divinas derrumban muros.
 Hoy vemos en Cuba que lo  que no ha logrado la  acción directa o indirecta, las gestiones de personalidades intelectuales, económicas o políticas con el Gobierno,  lo logran dignatarios de las religiones más reconocidas, a pesar de haber sido negadas y muchos de sus seguidores ajusticiados, como  instrumento para liberar algunos de los más recientes penalizados por el  regímen  dictatorial.
No niego ni cuestiono los resultados beneficiosos de la libertad para quienes sufrían en carne propia los abusos de los carceleros, sólo quiero remarcarlo como una versión más de las acciones de los Mercaderes de la Esperanza, quienes regularmente afectan a los más humildes de la población.
Condenemos los Mercaderes de la Esperanza, que prostituyen la Fe, cuidémonos de  ellos como nos cuidamos de las más mortales enfermedades.
Creemos en nuestro corazón y en nuestra mente anticuerpos que rechacen la presencia y las acciones de estos parásitos que tratan, y muchas veces lo logran, de subsistir explotando las creencias de quienes resultan ser sus víctimas.
Personalmente creo en aquel viejo refrán hispano: “A Dios rogando y con el mazo dando”
No voy a defender ni promocionar solamente el uso del mazo, no sea que alguien me señale como violento o quizás hasta de terrorista ideológico, simplemente quiero recordar, lo que todos sabemos, que de Fariseos y de Judas tenemos una gran cosecha, simientes arraigadas entre las muchas debilidades humanas desde que el planeta fue habitado por el hombre, pero no olvidemos que detrás de toda acción honesta está la presencia y la voluntad de aquellos  que han  cambiado el  Universo y son  quienes  pueden y deben  eliminar estos abusos, que cada día se incrementan  más, ante la impotencia del hombre común para decidir su destino y confía su suerte al poder de las divinidades religiosas.
 Debemos asumir nuestra  responsabilidad en la proliferación de los mercaderes dentro de las religiones  y no permitirlo cegados por lo dificil de  nuestras situaciones personales.
Recordemos las acciones del Cristo cuando  expulsó los mercaderes del templo y no temamos expulsarlos del  nuestro.
 Estoy convencido que no habrá Dios africano, europeo, asiático o amerindio que nos castigue por ello, si nos equivocamos esos dioses en su infinita bondad sabrán perdonarnos.

 Y la Pachamama, que nos proporciona los recursos para alimentarnos y existir, estará de fiestas cuando estos parásitos desaparezcan de la faz de la tierra.

Amén.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La Pachamana    










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